viernes, 27 de junio de 2008


Desidiendome una vez mas a seguir sin remdio mis sentidos, me dirigí a aquel lugar tan mio y tan de tanta gente, donde me di cuenta que sirvo para algo mas que para ocupar un lugar, me ocupé de dirigir mis pasos a un solo lugar, a la misma hora y en los mismos días de la semana.
Ya instalada en mi lugar de siempre, en compania de caras conocidas, esperaba la tuya que no aparecía y por primera vez, deseé encontrarla...
Y ahí estabas, tarde pero seguro, bien vestido y con elegancia como solés hacerlo... Humilde e irresistible a los ojos de mujeres como yo, a quienes le atrae la luz interna, y vos tenes mucha.
Y mis pies se movían al compaz de melodías que sonaban al fondo, pero ninguna era guiada por tus pasos...
Pero apareciste, ahí estabas, tendiendo tu mano para que yo sin pensarlo me impulsara a agarrartela, mientras vos con un acto seguido, agarrabas mi espalda, dirigias mi pecho hacia el tuyo apretando fuerte, tanto que estoy casi segura que te diste cuenta el presiso momento donde mi corazon comenzó a dar brincos de felicidad y aseleración producto de tantos sentidos usados, prolijamente desalineados... Dejandome sin habla y sin coordinación... Haciendo sudar las manos que vos dulcemente apretabas. Y así fué como en barios munutos tuviste el mando de la situación... El mundo no existía, la musica era una y solamente te obligaba a manejarme, a ser dueño de mi mientras la melodía no parara... y esos eran nuestros minutos, echos segundos... echos sueños y ahora, una dulce poesía.
Y ahí nos veían caras extrañas pero ya vistas por mucho tiempo... y ahi estaba yo desconocida de la situacion, siendo complice de mi enriedo en tu baile, manejada por vos y sientiendome a gusto con eso.
Y le ponemos un final seductor a la situación, me desplazas con un "gracias" y corres a reemplazarme por alguna otra mujer que quiera ser poseedora de tus manejos unos minutos, como yo... como ella... como todas.
Yo me siento, espero y desespero mientras terminan melodías que parecen horas disfrasadas de minutos. Espero que te canses de reemplazarme por alguna otra mujer y vuelvas a tenderme tu mano, me invites a bailar tu seductor ritmo, poseas el mando del ritmo y me hagas escribir luego esto... una vez mas.

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