miércoles, 27 de enero de 2010

Este pequeño texto, fue realizado en una de las épocas más oscuras de mi vida. Bueno no tan oscuras, pues me quedaba por lo menos la luz del día, podría decirse que fue en un 50% aprox. Oscura.

El problema radicaba en la noche, donde realmente me arrepentía de no haber pagado la cuenta de Chilectra, teniendo que soportar una absoluta y literal oscuridad.
En fin, esos días me llevaron a una profunda reflexión, felizmente en esta ocasión no tuve la necesidad de ir al baño para realizar este ejercicio mental, que normalmente está destinado a esos momentos. Muchas veces, después de haber recorrido mi habitación por media hora para encontrar la cama en la negrura de mi situación eléctrica, pensé en el suicidio.

¿Qué es el suicidio? ¿no es más que el atajo de la vida por llegar a la muerte? ¿el firme propósito de arruinar un buen fin de semana a tus familiares? (especialmente si es un fin de semana largo) o simplemente facilitar el trabajo a la muerte. Bueno ante todas estas preguntas e ideas confeccioné unos cuantos conceptos de los distintos tipos de suicidios tanto por el acto mismo como por el motivo que los ocas`ona.

Puedo decir que yo, en mi naturaleza, soy un pesimista, aunque la vida ha tratado de convencerme de lo contrario. De eso nace otra de mis cualidades (si es que se le puede llamar así), la porfía, motivo por el cual aún me encuentro entre ustedes.

La terquedad, quizás ésta sea una de las motivaciones más fuertes con las que debe luchar un tipo que por alguna razón ha tomado la decisión de suicidarse, o sea, demostrarle a la vida que está equivocada. Y si eso requiere de una existencia de alrededor de unos 80 años, yo la tomo.

De los muchos motivos que se pueden mencionar sobre la muerte, a través del suicidio, debemos comenzar por los sospechosos de siempre:

· Amor
Estarán de acuerdo conmigo, es el que lleva el primer lugar indiscutiblemente, a pesar de su fachada adorable.
Debe existir alguna relación entre el amor y la muerte. Hasta en una ceremonia tan llena de amor como es el matrimonio la frase típica es: “hasta que la muerte los separe”.
Será que existen realmente los “amores que matan”, y si existiese no sería producto de una rara mezcla de masoquismo y sentimentalismo utópico.
Recuerdo muchas historia que me contaba un tío, que trataban del amor de un hombre hacia una mujer, en muchos de estos relato noté el quebranto de su voz, lo cual me llevaba a 2 ideas. Primero que él fue el hombre que participaba en las historias o segundo que haya sido la mujer. Pues además de notar su nostalgia, me era muy extraño que cuando las relataba vestía de un gran traje de noche de una sola pieza.
Tantas veces hemos escuchado sobre las amenazas de suicidio de los(as) amante, cuando su gran amor decide terminar la relación, decididas a morir si termina su idilio u otros(as) se suicidan si lo continúan, como por ejemplo el campesino Fernando que llevaba 40 años casado con Isabel, y repentinamente esta lo deja por el vecino, lo extraño de esto es como nace este amorío si la distancia que existen entre los vecinos en el campo es demasaado como todos pa sabemos, hecho que no deja mucho tiempo para el romance tan continuo como se acostumbra en Santiago, ya que para visitar al amante ella necesitaría de por lo menos 30 min. de caminata hacia allá y otro 30 de regreso, sumado a la duración de la visita entre unos 30 min. si no deciden conversar demasiado o 1 hrs. si poseen algún tema que discutir. Lo que nos llevaría a un total de 1 ½ a 2 horas y la mitad aquel amorío se la llevaba caminando. O por el contrarío si el vecino era el que la visitaba, solamente debía hacerlo en épocas de cosecha, tiempo propicio para no encontrar al marido en casa, y como todos sabemos también, este factor no es muy continuo en el campo. Todo este asunto llevó Isabel a suicidarse, cuando después de haber decidido irse a vivir con su vecino, Jorge comenzó a reconquistarla, y nuevamente comenzarían las largas caminatas que la llevaron a conocer a su vecino.
Finalmente puedo llegar a la conclusión que en mi caso solo existe un único amor que no me permitiría suicidarme por otro amor y este es mi fiel amor propio.

· Trabajo
Citaré una gran frase de uno de los mejores personajes creados por Roberto Goméz Bolaños, Don Ramón, sin desmerecer a Ramón Valdés, que dice así: “Nada cuesta más trabajo, que vivir sin trabajar”. Una absoluta verdad y más aún cuando este trabajo no es remunerado.
Suicidarse por no tener trabajo o por tener uno (para algunos que prefieren su trabajo no remunerado) es una decisión casi incongruente, ya que como sabemos nuestros cesantes tienen la opción de optar al beneficio del “subsidio de cesantía”, que puede ayudarnos, incluyéndome como cesante, a pasar el mes.
Perdón me están entregando un dato. Qué???!!!...Cómo???!!!...estamos en Chile, no era Francia? ...y cuánto es lo que se otorga? ... Oh!
Estimado lector corregiré mis palabras, los cesantes podríamos optar al “suicidio de cesantía”, pero no sucumbamos al escape más rápido a nuestro problemas. Quizás, encontrar trabajo en estos días es más difícil que a una pareja, estable por supuesto, si asociamos las relaciones con el trabajo, algunos consiguen constantemente pitutos.
Mi abuelo estuvo 30 años trabajando para una empresa y fue despedido de un día para otro. Por supuesto el motivo fue “necesidades de la abuela”. Sí, lo dije bien, necesidades de mi abuela, pues ella es la mayor accionista de la empresa en la cual trabajaba él. Esto trajo una depresión profunda a mi abuelo porque debería estar más tiempo en casa con mi abuela, motivo por el cual ya mi padre puede contar hoy con más de 7 hermanos.
Para concluir con este tema, solamente me queda por decir, que los problemas financieros que conlleva no tener trabajo siempre serán solucionables. Siempre existirá un trabajo al cual podamos acceder por lo menos para salir de mal paso, exceptuando el oficio más antiguo del mundo…. el robo, mal pensados.

Entre estos dos grandes motivos por los que se suicidan las personas existe un denominador común que es la depresión, enfermedad mental, que en los años 60 no se encontraba tan de moda como en nuestros días. Según me contaba di abuela materna, en esa época lo más cercano a un depresión general, en cuanto a trabajo, fue la que atacó a los salares del norte, la cual se llamó “La Depresión Salitrera”.
Con respecto al amor en esas épocas me contaba mi abuela que los suicidios eran más comunes después de haberse casado, en vez de separarse, como me mencionaba en esa época se decía que el amor llegaba después, lamentablemente en muchos casos no registrados, nunca llegó.

A continuación mencionaré algunas de las maneras más comunes de cómo se realiza un suicidio y también daré mi visión ellos:

· Veneno
Primero debemos aclarar quien escoge este método, en la mayoría de los casos, no sabe demasiado sobre pastillas o elementos químicos, para cometer el suicidio a través de este camino, a no ser que sea un farmacólogo, médico o alguien relacionado con el rubro de la medicina, exceptuando al anestesista, pues él solamente podría obtener unos cuantos días de sueño profundo, sin llegar a la muerte.
Recuerdo un caso en que un tipo tomó unas pastillas sin saber para qué servían. Después de pasar por tres días en el baño, le informaron que lo que había tomado eran laxantes, y a los únicos que colocaba en riesgo vital era a los que entraban al baño para saber cómo se encontraba.
También se debe considerar que al tomar una sobredosis de pastillas se debe tener en cuenta el período en que surtirá efectos, pues quizás les pueda dar tiempo a algunos de nuestros familiares o amigos de llevarnos al hospital más cercano para desintoxicarnos.
Esto tiene gran efecto en mi manera de pensar ya que las pastillas u otra clase de químicos no van como mi estilo de morir, especialmente sabiendo cómo se realizan los lavados de estómago, con lo cual te recomiendo que pienses 2 veces antes de intoxicarte a no ser que, bueno Uds. saben, te guste.

· Corte de venas
Qué puedo mencionar sobre este acto, por lo menos a mi cualquier cosa que provoque cortes en mi piel, es rechazado. Recuerdo la vez que preparándome un sándwich me hice un corte en el dedo, estuve media hora chillando como condenado, lo que me lleva a pensar que el dolor debe ser un elemento que se debe obviar en el suicidio, ya se sufrió mucho con el motivo de la decisión suicida para que antes de morir continuemos sufriendo, a no ser, que seas un masoquista.
Para escoger este medio (que para mi es el menos recomendable), se debe tener en cuenta que es un método muy sucio, por lo que debes pensar en la ropa que utilizarás para el momento, ni se te ocurra el blanco, aunque muchos modistos expliquen que esa sea la mejor combinación en cuanto a colores que se puede llevar en primavera. Además debemos escoger la herramienta que se utiliza para realizar los cortes, obviamente descartamos el cuchillo para la margarina, creo que tampoco una simple hoja de afeitar, más por razones de salud, si convives en una habitación compartida, es más que seguro que alguno de tus compañeros, y quizás compañeras también, hayan usado esa hoja de afeitar, y como debemos cuidarnos de la gran plaga de este milenio el virus del VIH, no recomendaría la conocida Gillette.
Finalmente puedo decir que este método no nos asegura una muerte rápida, como muchas relaciones que conozco, por lo cual no la recomendaría, además mucho se sabe que la sangre nos llena de color y vitalidad, por lo que pensemos en nuestros deudos, que les gustaría ver, a un pálido y demacrado amigo, pareja o familiar, en vez de ver a un, vigoroso y lleno de vida, muertito.

· Colgarse
Es una de las formas más antiguas de matarse. El único referente histórico que conozco y que nos demuestra su antigüedad es el clásico suicidio de Judas, aunque hoy en día nadie se suicidaría por traicionar a alguien, si fuese así los árboles estarían llenos de personas (y más bien parecerían pinos de Navidad). Imagínate en otoño, deberíamos sacar a los cuerpos más antiguos, para dar paso a los retoños cuerpos suicidas de la primavera.

Podemos afirmar con seguridad que es una de las maneras más económicas de pasar al otro mundo, sólo se debe contar con una cuerda y un buen árbol o viga que pueda soportar nuestro peso. Esto se encuentra estrechamente relacionado con la cantidad de hamburguesas consumidas en el Vomitón o el Uagg Donald.

La firmeza de nuestro pilar debe pasar por un exhaustivo chequeo, no quisiéramos terminar en medio del piso fracturados y luego en un hospital quejándonos del dolor y la maldita forma de cancelar la asistencia médica; precio que estará sujeto a nuestra afiliación a Fonasa, Isapre o Indigente. Otro elemento importante a considerar es el nudo de la cuerda y en donde estoy seguro que se debe necesitar de una cierta habilidad, en cuanto a mí aún tengo problemas con el de la corbata.

La parte del cuerpo de la cual nos colgaremos en la mayoría de los casos es el cuello, pero en más de una ocasión alguna persona vanidosa, para evitar algún tipo de marca en el cuello (exceptuando que sea un chupón de su pareja de turno) decide colgarse del estómago o de una pierna o la del lugar que la vulgar frase menciona “me colgaría de un co.. ”, actos que a parte de ser muy estúpido retrasarían la muerte en unas 6 a 7 semanas. El único inconveniente de este método es el tiempo que transcurre desde el momento en que uno se cuelga hasta que muere, minutos que pueden llegar a ser incómodos... cómo podría decirse de una manera más explícita: “un incómodo silencio”. Recomiendo no realizar este acto si padeces de alguna afección a la garganta (como por ejemplo las amígdalas inflamadas) el dolor no te lo recomiendo para nada.

Finalmente quisiera concluir con un detalle que escuché alguna vez y que es demasiado importante para no tomarle el peso que se requiere: Por ningún motivo utilizar cuerdas elasticadas. No morirás de forma inmediata, sino que rebotarías por más de un mes, terminarías muy adolorido, es verdad... pero te aseguro que en tu habitación ya no tendrías ningún problema con los mosquitos.

· Tirarse de un edificio

¿Qué será lo que buscan los suicidas que se lanzan de un edificio? ¿adrenalina? ¿emoción? O simplemente tener una última buena vista del mundo del cual se despiden.

Quizás exista una analogía de este método con el de dispararse y que dice más o menos así: cuando tomas una bala y la analizas detenidamente te convences de que la bala no es la que te mata sino la velocidad. Bueno, el arrojarse al vacío puede tener idéntico análisis, la altura no es la que te mata sino la velocidad con la que caes, pues no es lo mismo que tirarse con paracaídas, hecho que nos demuestra naturalmente que caes a una velocidad que obviamente no te mataría, exceptuando el caso de que saltes de un edificio de dos pisos y no hayas alcanzado a abrirlo.

Otro dato importante a considerar es el de no sufrir vértigo que pudiese impedir subir por lo menos el primer escalón de la entrada al edificio seleccionado para realizar el salto. Una vez arriba (tiempo de tardanza para una persona normal 5 a 7 min. y medio día para alguien que sufra del ya mencionado vértigo) se debe observar bien nuestro destino, el suelo, que entre él y nuestro cuerpo no se encuentre otra persona la que pudiese servir de colchón (especialmente algún chileno que forme parte de la estadística de obesidad por la comida chatarra), lo que sin duda provocaría 2 alternativas: la primera que nuestra caída también provoque la muerte del desdichado que pase por ahí, situación que permitiría que nuestra conciencia no descansará en paz por la toda la eternidad que dure nuestra muerte; y segunda que podríamos provocar la muerte del personaje y nosotros salir “solamente” con múltiples fracturas y procesado por homicidio calificado... calificado de idiota por no echar un vistazo antes de saltar.

· Tirarse al metro
La vida puede compararse como la última y única estación antes de llegar a la muerte, quizás ese puede ser el concepto que tienen los suicidas que se lanzan al metro. El tipo de suicidio que puede llamarse sucio, por el resultado que este a nuestro cuerpo, junto con el tirarse de un edificio(mencionado anteriormente), por mi parte no comparto estas maneras de eliminarse. En ocasiones cuando debo juntarme con alguien, y el lugar de encuentro es alguna estación de metro, observo desde la posición que puede tener un suicida, desde la baranda que se encuentra sobre el carril por donde pasan los metros, y me doy cuenta de las muchas cosas que se deben considerar antes de lanzarse. Primero, observar bien que el guardia no este cerca, segundo y lo más importante calcular bien el salto, un error de tiempo y distancia podria provocar que cayesemos sobre el techo del metro, lo único bueno de esa situación es que no pagariamos el pasaje, y en estos días en que el metro en ocasiones es más caro que la locomoción, no dejar de ser un buen ahorro de dinero.

· Quemarse a lo bonzo
¿A cuanto puede llegar el calor humano? Evidentemente que para las personas que practican este tipo de suicidio puede llegar a niveles extremos. Me imagino que una de las caracteristicas naturales de estos personajes, es su inmensa fogosidad, lo que no quiere decir, que sean esas personas a las cuales en más de alguna ocasión hemos definido como “calientes”, estas caracteristicas vistas a través de una concienzuda mirada son completamente distintas. El quemarse a lo bonzo (frase que originalmente proviene del oriente en donde un bonzo, monje vietnamita, se encendio fuego en manera de protesta contra una injusta política religiosa de su país), lo dejo completamente a un lado de cualquier lista de maneras en que quisiera matarme, tal vez mi personalidad y mi cuerpo también, no sean demasiado adecuados para este acto, ya que no serían capaces de por lo menos encender el fuego de la pasión, mucho menos serviría como leño humano, además este impactante acto es utilizado en muchas ocasiones, por no atreverme a decir que en todas, es utilizado como medio de protesta hacia alguna injusticia en que el suicida se sienta involucrado, en cambio la única injusticia que he vivido últimamente, haya sido cuando el dueño de la tienda de la esquina me entregó mal el vuelto, por supuesto a favor de su tienda, ante esta situación y la cantidad de dinero que se me debía, solamente estaría dispuesto a quemarme un dedo con un fósforo, por el contrario si la equivocación me hubiese favorecido a mí estoy seguro que el dueño me hubiese quemado la mano con tal de que devuelva el dinero.
Finalmente los materiales para cometer este suicidio no son demasiado comunes y a veces poco accesible, en primer lugar algún elemento que nos entregue fuego ya sea fósforos(evitando que sea de algún motel para evitar malinterp{etaciones y no se confunda con un suicidio pasional, si es que es eso lo que no se persigue), encendor o un par de adolescentes en plena etapa de pubertad, un dato interesante a mencionar es que el quemarse a lo bonzo no tuvo gran auge durante la prehistoria, para cavernicola que quisiese conseguir fuego golpeando 2 piedras hubiese sido demasiado tedioso,y que antes de sacar fuego lo habría alcanzado la era glacial, terminando en algún bloque de hielo convirtiendose en algún tipo de eslabon perdido para los cientificos. En segundo lugar, como nuestro cuerpo no es un elemento combustible natural, necesitaremos de algún aditivo para transformarlo, los más reconocidos son la bencina y gasolina, pero como ya mencioné anteriormente no esta al alcance de todos los bolsillos especialmente si se piensa quemar en época en que los paises arábicos y algún país norte-americano aumentan sus conflictos, provocando el aumento del precio. Actualemente si quisiera quemarme, mi situación económica solamente me permitiria acceder a unas cuantas gotas, que me alcanzarían a quemar un lunar de carne que poseeo debajo del braso, hecho que ocviamente no pod{ía interpretarse como suicidio y mucho menos como protesta, ahora si la mirada fuese un poco menos crítica, podríamos interpretarlo como suicidio-frustado, al quemar una parte de mí que no deseo o de protesta por el costo de las cirugias plásticas, para extirpar el lunar.

· Harakiri
¿Que fue lo que almorzé hoy?. Este método de suicidio, el harakiri (que sigifica en japonés “abrirse el vientre”), podemos definirlo como uno de los más honrosos que se conoce, no por nada proviene del Oriente y en donde fue utilizado para restituir el hornor pérdido, lamentablemente en este país(Chile) y en estos tiempos los únicos que utilizan este método de autoinjerirse heridas con una simple navaja son los delicuentes (sin conseguir lo que esperamos, en este caso, del harakiri, la muerte), y de esta manera evitar la carcel en forma inmediata, que diantres de honor es el que se restituyen esuos tipos, si a eos pocos meses vuelven a estar en las calles, realizando los mismo actos por los que perdieron el honor. Pocos casos conozco, y que no sean de delicuentes que se autoinfieran esa herida o a sus victimas, en que alguien se haya suicidado con un corte en el estomago, será que no nadie que desea restituir su honor. ¿Que cosas podrían provocarnos perder el honor? Lo que se me ocurre necesita de la compañía de alguna mujer y obligarla a perder el honor conmigo, hecho que no me ha ocurrido, siempre han aceptado, lo que me lleva a recordar inmediatamente cuantas veces he perdido el honor y reflexiono si sería capaz de entregar mi vida por aquellas ocasiones, en algunas si valdría la pena y en otras hubiese realizado el harakiri antes de... Como siempre los orientales nos enseñan lo que es saber comportarse, respondiendo por nuestros actos, son verdaderas lecciones de vida, eso sí obviando algunos animé que nos invaden en estos tiempos.

Bueno Queridos lectores, hasta aquí han llegado mis reflexiones acerca de un tema lúgubre como la muerte y más aún si es llamada por nosotros, y por lo que sé a la muerte le molesta cuando alguien la llama cuando no es el momento, por lo tanto cuando nos acompaña por el camino es comprensible que no nos dirija la palabra durante, quizás hayamos interrumpido algún juego que en ocasiones realiza con sus 3 compañeros del apocalipsis guerra, hambre y contaminación.
Me despido como dice una canción que viene como añillo al dedo, aunque no busque compromiso, “Fumando espero la muerte que yo quiero”, la muerte por vejez.




Esto lo encontre en la busque absurda de pastillas para no llorar...

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